La Abuela Margarita con toda su sabiduría, me lo respondía sencillo sencillo, como ella, escucha la canción y ahí va la respuesta.
¿Se necesitan muchos talleres de crecimiento personal?
Ahora que terminé de sacar mi proyecto, me cuestiono lo que ofrezco y si es necesario, si es íntegro, si no estoy intentando captar seguidores para mi beneficio económico, porque esto del crecimiento personal, los talleres, retiros, también son un negocio, me acecho en mis mentiras y autoengaños, con una mirada crítica hacia mi pasado de actividades, búsqueda, sanación, revisando mi trayectoria y el lugar donde estoy, y ciertamente creo que no son necesarios mil cursos, ni mil talleres, lo que es necesario es la práctica y recordar constantemente, no dejar lo aprendido en el olvido, y si das con una vía que te apasione, seguir investigando por tu cuenta y volverlo a llevar a tu práctica cotidiana.
Para mí lo esencial ha sido:
Recordar quien soy, aquí la Abuela Margarita dejó su huella imborrable, Yo soy Dios, y Dios está dentro de mí.
Lo decía al inicio de sus pláticas en ronda, con un canto, nos mirábamos a los ojos y nos decíamos: Eres presencia de Dios, estás en mi corazón, yo soy tú…tú eres yo…somos presencia de Dios.
Es verdad que hasta que te lo crees tienes que decirlo muchas veces, y entrar en la mirada del otro, y dejar que la mirada del otro entre dentro tuya, y así lo recuerdas.
Luego ella decía que la madre tierra empezó a enfermar cuando los humanos nos salimos del círculo, que en el círculo todo se repara, porque perteneces. Aquí se refería al círculo con todos los seres sintientes de la tierra. Este pensamiento es más complejo si te lo digo así, hay que llevarlo a la práctica, y una forma de hacerlo es entrar en el ritmo de la Tierra, de sus estaciones, de lo cíclico y cambiante, salir del tiempo lineal, que tiene un principio y fin, y entrar en el circular donde te regeneras constantemente, ella lo hacía muy bonito, a través de las ceremonias de la vida, las cuatro direcciones, los cuatro elementos, todo es lo mismo, y todo está dentro de nosotros. Las mujeres por nuestra capacidad de gestar la vida ya estamos en ese ritmo, lo llevamos dentro, solo que lo hemos olvidado, hemos desconectado nuestra brújula interna.
Entre charla y charla te levantaba un canto, y esto es de lo más importante, cantábamos todos, no es necesario ser cantante para cantar, es un regalo de la especie humana, y cuando cantas te alegras y ríes,y tu corazón late fuerte y te entran ganas de vivir, el cuerpo no te pesa, cantar es imprescindible, porque se libera la voz, y la voz tiene la propiedad de llegar a lugares donde no llega el entendimiento, ni falta que hace.
Recuerdo que nada más levantarnos, dábamos gracias y mirábamos el sol y el nuevo amanecer, y a la hora de comer también, agradecíamos los alimentos y los bendecíamos y devolvía simbólicamente al fuego y/o la tierra parte de lo recibido.
Ella no quería seguidores, ni hablaba de que una tradición fuera mejor que otra, ella hablaba desde la suya, y nos recordaba que aquí en Europa, ella era mexicana, teníamos nuestra tradición espiritual, y que debíamos desenterrar esas raíces, sacudirlas y encontrar cada cual su origen, como un diamante.
Inocencia y pureza decía ella, bueno decía muchas cosas, tenías que tener la oreja bien puesta porque “no daba puntá sin hilo”, como dicen en mi tierra.
A lo que voy, otro día contaré más cosas de ella porque son muchas y no solemos leer los textos largos…
Son necesarios muchos talleres y enseñanzas, no. Lo que sí es necesario es recordar y practicar.
Yo hice caso de ella en muchas cosas, en otras aún sigo errando aunque me doy cuenta.
He ido desenterrando mis raíces, pues aunque no hacen falta muchos talleres, si es necesario el conocimiento, y un conocimiento amplio te da libertad de pensamiento y de discernimiento, de autocrítica, de saber elegir y posicionarte y no dejarte llevar por el ruido, y eso es de por vida. Y aquí llega otro regreso al círculo, tienes que volver a compartir y confrontar lo aprendido, y ponerlo en práctica, somos seres sociales y nos desarrollamos juntos, en este círculo humano que somos, y celebrar siempre la vida, eso es importantísimo.
Dicho esto, parte de lo esencial de la vida y lo aprendido va en lo que comparto, no igual, aunque sí en esencia.
¿Y es importante compartir esto? ¿Es necesario hacer un taller para recordar esto? Para mí lo fue y además fuí muy feliz en esos momentos.
Hay muchas vías para llegar al mismo lugar, otro día hablaré de otras, y en más profundidad de esto
Gracias si has llegado hasta el final.
Un abrazo.
Patricia.
Deja una respuesta